Siempre digo que lo que más me gusta de mi trabajo de calculista es visitar centros educativos, pudiendo así compartir con profesores y alumnos mi pasión por los números… y mostrar con diversas anécdotas vividas la importancia que tiene el manejarlos bien.

La sociedad vive un cierto proceso de analfabetismo numérico (sólo tenemos que prender la televisión y escuchar a algunos contertulios aportar datos numéricos sin el más mínimo rigor), por lo que resulta fundamental que los estudiantes sepan ser críticos con todo dato numérico que se quiera manipular, que no nos traten como si fuésemos tontos.

En esta ocasión tocó visitar Sevilla y su provincia (7 años después de mi última visita). Fueron 3 semanas en las que pude ver a viejos amigos, compartir con nuevas generaciones, y disfrutar de esta maravillosa región de España…