Esto es un caos
El caos circulatorio vespertino es hoy especialmente caótico en Madrid, si, como el café doble es doble. Mi rutina de estudiante de matemáticas exactas encamina mis pasos por la vereda habitual hacia la boca del metro, y me anima a pillar como siempre el último vagón de la línea gris. Entro en el habitáculo, tomo siento y extraigo el iphone de la mochila, pongo la música en el auricular inalámbrico y selecciono mi hobbie favorito: “descargar juego de poker” me indica el teléfono… por fin voy a poder jugar tranquilo después de tantas horas de clases, teoremas y leyes. Pero de súbito un desastre: fuera de cobertura… vaya… ¿y qué hago yo ahora durante los próximos cuarenta y cinco minutos?… vaya rollo…
Mirar o ver
Miro absorto y constreñido el billete de metro como si fuera mi único acompañante…y de súbito -si, otra vez- se me ocurre algo que quizás pudiera servir para mitigar aquel tormento de silencio monacal… veamos… ¿Qué necesito para jugar al póker?… números… y yo tengo números en mis propias narices…! los billetes de metro¡… tengo el bolsillo lleno de ellos de todo el mes…casualmente, no uso bonometro.
Póker urgente
Lo de la música es casi imposible de conseguir, aparte del rechinar de los vagones cuando el metro toma la curva para entrar desde Moncloa a Princesa, pero las cartas si que las tengo…me explico:
Atendiendo a las 5 cifras de un billete de metro o autobús se puede improvisar una singular partida de poker español, donde las jugadas, de mayor a menor, son las siguientes, con sus ejemplos numéricos:
- Repoker: Cinco cifras iguales 33.333
- Póker: Cuatro cifras iguales 52.555
- Full: Un trío y una pareja de cifras iguales 60.606
- Color: Cinco cifras de la misma paridad 15.357
- Escalera: Cinco cifra correlativas 45.376
- Trío: Tres cifras iguales 22.402
- Doble par: Dos pares de cifras de igual valor 23.253
- Pareja: Dos cifras iguales 85.083
Vuelta al orden
Cuando por fin tenía la idea clara de cómo colocar los billetes en el asiento contiguo, vacío, a modo de jugador invisible, el metro ya llegaba a las estribaciones de la Plaza de Legazpi, mi barrio, y el celular se encendió por iniciativa propia anunciándome el final de la restricción técnica: cobertura completa en toda su zona. También parpadeaba el icono de los mensajes: www.pokerlistings.es. Me alegré, ya que a pesar del ardid numérico narrado, finalmente pensé: ¿cómo iba a jugar contra mí mismo?… menudo aburrimiento.
– Este relato está inspirado en el libro “Diversiones Matemáticas” de R.R.V. –